El 19 de octubre en SETEM fue el día internacional de la reparación. Además, este año la ORA ha presentado las principales conclusiones de su último informe llevado a cabo a partir de los datos de iniciativas comunitarias de reparación. Se han utilizado datos recogidos de unos 208.000 intentos de reparación registrados de dispositivos electrónicos. Desde la llegada de los primeros Repair Cafés en 2009, las iniciativas no paran de crecer: en el último año, la ORA ha registrado casi 70.000 intentos de reparación, lo que demuestra que las personas quieren alargar la vida útil de sus productos si se les dan los espacios y medios necesarios para ello.
Los datos: ¿qué se repara?
Algunos de los dispositivos que más se intentan reparar son las aspiradoras (16.056), las lámparas (13.782) y las máquinas de café (12.426). Las lámparas, además, presentan la mayor tasa de éxito, con un 70% de reparaciones exitosas, seguidas de las máquinas de coser y los secadores de pelo. En cambio, dispositivos como cámaras de vídeo y pantallas tienen los índices de reparación más bajos. Sus tasas de éxito se situan por debajo del 40%, lo que demuestra que muchos dispositivos electrónicos están diseñados sin pensar en su reparación.
Obstáculos: el diseño, las piezas de recambio y su desorbitado precio
Según los datos recogidos, solo en un 53% de los casos se ha podido hacer una reparación con éxito. Esta cifra evidencia cuál es el principal obstáculo a la hora de reparar: los recambios. En el 25% de los casos, la reparación no es posible por falta de piezas de recambio, y en el 18% se debe al elevado precio de estas piezas. Muchas empresas venden las piezas de recambio a precios desorbitados, desincentivando la reparación al hacer más económica la compra de un nuevo producto. Otro 16% de los productos tienen un diseño que los hace prácticamente irreparables, pues no se pueden abrir ni desarmar. El informe de la ORA demuestra la necesidad de una legislación más robusta que obligue el mercado a facilitar la reparación en lugar de dificultarla. Para combatirlo, se necesita un marco legislativo que proteja los derechos de reparar de las consumidoras.
De los más de 208.000 intentos registrados en los Repair Cafés hasta ahora, solo 40 productos (0,0002%) están cubiertos por la nueva Directiva europea del 2024. Esto se debe a que las categorías de productos cubiertas hasta ahora están limitadas a televisores y electrodomésticos. Además, los únicos productos en el mercado europeo que se venden ya bajo los requisitos de reparabilidad de la legislación de ecodiseño son modelos introducidos al mercado a partir del 1 de marzo de 2021.
En cuanto a los teléfonos inteligentes y tabletas, la nueva normativa que mejorará su reparabilidad no entrará en vigor hasta junio de 2025 y solo se aplicará a los nuevos modelos. Eso deja un vacío importante en la reparabilidad de la mayoría de dispositivos electrónicos comunes, especialmente los comprados antes de que la ley se haga efectiva.
La gente tiene la voluntad de reparar
Sin embargo, el informe de la ORA también revela que las personas que participan en las actividades de reparación voluntarias hacen todo en su mano por mantener los productos en uso el mayor tiempo posible. Mientras que los teléfonos móviles, principales víctimas de la obsolescencia programada, llegan a los eventos de reparación con una media de menos de 5 años, otros dispositivos duran más de lo esperado. Portátiles, tabletas y auriculares suelen tener hasta 10 años de uso; secadores de pelo y consolas llegan hasta los 15, y algunas máquinas de coser y relojes superan los 25 años. Esto significa que la mayoría de los productos se usan mucho más tiempo de los 10 años de soporte de reparación que incluye la actual normativa europea. Esto subralla la necesidad de ampliar la disponibilidad de recambios asequibles más allá del período actual para cubrir la demanda existente.
La reparación comunitaria no se trata solo de reparar dispositivos rotos, sino que implica cambiar nuestra relación con los dispositivos en sí. Hay que normalizar la reparación, hacerla accesible y asequible para que se convierta en la primera opción para las consumidoras, y cambiar nuestra perspectiva como ciudadanía para promover una cultura de responsabilidad y sostenibilidad. Este informe revela que hay ya mucha gente dispuesta a reparar: ahora lo que hay que hacer es que sea posible.
→ La reparación comunitaria implica cambiar nuestra relación con los dispositivos.
La reparación comunitaria no se trata solo de reparar dispositivos rotos, sino que implica cambiar nuestra relación con los dispositivos en sí. Hay que normalizar la reparación, hacerla accesible y asequible, para que se convierta en la primera opción para las consumidoras, y cambiar nuestra perspectiva como ciudadanía para promover una cultura de responsabilidad y sostenibilidad. Este informe revela que hay ya mucha gente dispuesta a reparar: ahora lo que hay que hacer es que sea posible.