Desde hace décadas se han identificado violaciones de derechos humanos en las cadenas de suministro globales, también concretamente en las de aparatos eléctricos y electrónicos. El sector de la electrónica se encuentra entre los sectores donde hay más riesgo de esclavitud moderna según el Global Slavery Index de 2023. Filipinas, en concreto, es actualmente uno de las grandes exportadores a escala mundial de componentes electrónicos y microchips: el 2022 el sector ocupó una media de entre 2,2 y 3,2 millones de personas, en 920 empresas de electrónica y 261 establecimientos de fabricación de electrónica.

En este informe, analizamos las condiciones laborales en las que producen los aparatos electrònicos las trabajadoras de las fábricas en Filipinas. Un análisis desde una perspectiva de género, dado que la mayoría de las trabajadoras de estas fábricas en la región son mujeres. La feminización del trabajo en el sector de la manufactura ha sido una tendencia global en las últimas décadas. El informe resalta que las mujeres trabajadoras de las fábricas de electrónica acostumbran a tener menos acceso a la educación y menos alternativas laborales respecto a los hombres, a causa de la división sexual del trabajo y la desigualdad de género. Muchas de ellas vienen de zonas rurales y ven el trabajo remunerado en la fábrica como una opción atractiva.

 


Violencia de género en las fábricas de electrónica de Filipinas

La mayoría de las fábricas de electrónica en las Filipinas se sitúan en las Zonas Económicas Especiales, las cuales están regidas por normas diferentes al resto del país y facilitan a las empresas vulnerar los derechos de las trabajadoras. Las violaciones de derechos laborales más frecuentes incluyen: jornadas laborales por encima de los límites establecidos por la ley nacional; salarios que no permiten llevar una vida digna; obligación de hacer horas extras para mantener el contrato; despidos disciplinarios para cometer errores o participar en un sindicato; exposición a sustancias tóxicas sin la protección adecuada y desinformación sobre los riesgos asociados al puesto de trabajo y acoso sexual y por razón de género de las mujeres trabajadoras.


Estereotipos de género y doble discriminación

Otro factor que ha potenciado la feminización del trabajo en las fábricas son los estereotipos de género, por los cuales se percibe a las mujeres como trabajadoras más fáciles de controlar y más sumisas que los hombres. Las mujeres son consideradas trabajadoras de segunda, a las cuales se las puede hacer trabajar en peores condiciones.

Por otro lado, el informe pone de relieve como la dimensión del trabajo reproductivo, asumido principalmente por las mujeres, interacciona con los impactos que tiene en la vida de estas mujeres trabajadoras la vulneración de sus derechos laborales. Son ellas quienes, en gran parte, asumen el trabajo de cuidados fuera de las horas de trabajo en la fábrica. Esto significa que sufren una doble discriminación y que los impactos en su vida de las vulneraciones de sus derechos laborales son diferentes de los que sufren los hombres.


Sin garantía de libertad sindical

En Filipinas, solo un pequeño número de personas trabajadoras están sindicadas. En el sector de la electrónica, la tasa de sindicación es especialmente baja. Esto se debe a la localización de la mayor parte de la industria en zonas económicas especiales, las cuales tienen sus propias normas y están muy vigiladas, no solo por guardias privados, sino también por guardias empleados por la autoridad de la zona económica.