La UE pone a España en el centro del mapa extractivo: más minas, menos sostenibilidad

El 25 de marzo, la Comisión Europea hizo pública la lista de proyectos mineros “estratégicos” que se desarrollarán dentro del territorio de la Unión Europea bajo el nuevo Reglamento de Materias Primas Críticas (CRMA), aprobado en 2024. Esta ley tiene como objetivo garantizar un suministro seguro de materias primas necesarias para la producción de tecnologías de bajas emisiones, en el marco del modelo de transición verde y digital impulsado por la UE, y busca reducir significativamente la dependencia europea de terceros países. Aunque se presenta como una herramienta clave para la transición ecológica, en realidad supone una alarmante aceleración del modelo extractivista en Europa y en el resto del mundo, con graves repercusiones sociales y ambientales tanto a nivel local como global.

 

Desde SETEM, llevamos más de dos años trabajando como miembros de la Raw Materials Coalition para incidir en las políticas europeas, apostando por un modelo de transición ecosocial basado en la suficiencia, el decrecimiento, la reducción del consumo y del despilfarro de recursos, y la justicia social y global. El CRMA, lejos de transformar el actual modelo de crecimiento, extractivista y colonialista, lo consolida y lo expande, trasladando las consecuencias de un sistema insostenible sobre las denominadas zonas de sacrificio.

 

Una transición que perpetúa el problema

Los proyectos “estratégicos” anunciados por la Comisión parten de una lógica profundamente equivocada: en lugar de reducir la demanda y el consumo de materias primas y abordar la raíz del problema, optan por redirigir la dependencia. El nuevo reglamento no cuestiona el insostenible modelo de producción y consumo que ha generado la actual crisis ecológica —simplemente lo perpetúa fuera de las fronteras europeas, y ahora también dentro de ellas. No se enfoca en reducir la demanda, sino en garantizar el suministro. Esto agrava los impactos del extractivismo tanto en yacimientos del Sur Global como en nuevos proyectos en territorios europeos, como en la península ibérica. Estas políticas de transición, además, no implican una reducción de la extracción ni del expolio de recursos en el Sur Global, sino que aumentan la actividad extractiva en países como el Estado español, ahora incluido en la lista.

Esta catalogación de los proyectos como “estratégicos” no solo los exime de controles ambientales básicos, sino que además les otorga tramitación acelerada, acceso prioritario a financiación pública y un estatus preferente en procesos judiciales y administrativos. Esta priorización pone gravemente en riesgo la biodiversidad y los derechos de las comunidades locales, especialmente cuando los yacimientos se encuentran cerca o dentro de espacios protegidos como los de la red Natura 2000, destinada a conservar hábitats y especies vulnerables.

Todo esto se ha llevado a cabo ignorando las advertencias de expertos, expertas y organizaciones ecologistas sobre los impactos sociales y ambientales de estos proyectos. Lo cual constituye una clara vulneración del Convenio de Aarhus, que garantiza el derecho a la información, la participación pública y el acceso a la justicia en asuntos ambientales.

 

España, nueva zona de sacrificio

España es el país europeo con más proyectos mineros de extracción incluidos en la lista del CRMA. De los siete proyectos declarados estratégicos, seis son de extracción de minerales como el cobalto y el litio, y solo uno es de reciclaje. Además, según información publicada por Amigas de la Tierra, varias de las minas seleccionadas tienen un historial de malas prácticas ambientales, como las de Las Cruces (Sevilla), La Parrilla (Cáceres) y Aguablanca (Badajoz), y otras se enfrentan a una fuerte oposición social por su posible impacto en espacios naturales protegidos, como Las Navas (Cáceres) y Doade (Ourense). La mina de Las Cruces, por ejemplo, acumula más de 6,5 millones de euros en sanciones e indemnizaciones por extracciones ilegales de agua del acuífero de Gerena y Guillena-Cantillana, una reserva estratégica para el abastecimiento de agua potable a Sevilla en caso de escasez. España se posiciona así como la zona de mayor extracción dentro de la lista, en contraste con países como Italia, Francia o Alemania, que en su mayoría han apostado por la sustitución, el reciclaje o el procesado de materiales. Esto refuerza el papel de la península ibérica como zona de sacrificio para satisfacer las necesidades materiales del resto del continente.

 

Blanqueo ecológico institucional

Mina Cobre Las Cruces, Pablo Ruíz Velasco, Flickr

Para hacerlo más aceptable, todo este cambio se enmarca en un discurso de necesidad ecológica. Se le dice a la ciudadanía que es indispensable para afrontar la emergencia climática y garantizar un futuro sostenible. Pero, ¿qué significa realmente “sostenible”? Estamos hablando de una transición orientada a mantener el modelo de coche privado eléctrico, baterías masivas, infraestructuras digitales, aerogeneradores a gran escala… En definitiva, un modelo no diseñado desde una perspectiva ecologista ni centrado en la eficiencia del uso de recursos, sino como una oportunidad de reindustrialización para Europa y de ventaja competitiva en los mercados globales. Las políticas impulsadas con el CRMA no priorizan suficientemente la reducción de la demanda de minerales críticos ni del consumo energético, sino que perpetúan el mismo modelo de sobreproducción y consumo que nos ha llevado a la crisis actual.

 

Apostamos por una verdadera transición energética

Desde SETEM insistimos en que una transición verde y justa no puede basarse en más extracción, sino en menos demanda. Nuestra apuesta es clara: reducción del consumo de minerales, priorización del ecodiseño, la reutilización, la reparación y el reciclaje, y promoción de modelos de producción y consumo basados en la suficiencia y la circularidad.

Más información sobre medidas para una transición energética en el vídeo de SETEM Catalunya.

Este enfoque no solo reduce el impacto ambiental y los riesgos de vulneración de derechos, sino que además genera empleo más estable y de calidad. A diferencia de la minería, que suele dejar un rastro de destrucción y desempleo cuando los yacimientos se agotan, los sectores de la reutilización y la reparación representan oportunidades para la creación de empleos sostenibles, alineados con los objetivos climáticos y sociales de la UE.

Próximamente se publicará la lista de proyectos mineros estratégicos en el Sur Global, y seguiremos trabajando para defender un modelo más circular basado en la reducción de la demanda.