Resumen de la noticia de Francisco Norega in guilhotina.info
En las últimas semanas, Serbia ha visto estallar un movimiento masivo de resistencia contra los planes de extracción de litio, que la población considera un riesgo para la tierra y el agua, en un país ya marcado por altos niveles de contaminación. Después de tres semanas consecutivas de protestas nacionales, la creciente movilización popular se ha anotado varias victorias.
Para fomentar el crecimiento económico, el gobierno serbio ha puesto recientemente los recursos minerales a disposición de los inversores extranjeros como Rio Tinto y el grupo minero chino Zijin. Rio Tinto pretende abrir una mina de litio de unas 400 hectáreas en una zona agrícola junto al río Jadar, a 14 km de Loznica, una ciudad de 20.000 habitantes en el oeste de Serbia.
La empresa asegura que se trataría de una «mina verde», que cumpliría toda la normativa medioambiental serbia y europea, y que el proyecto crearía 2.000 empleos durante la construcción y 1.000 permanentes. Sin embargo, estas promesas no convencieron a la población, que está preocupada por la destrucción que deja la actividad minera y la contaminación de la tierra y el agua.
En el centro de las protestas existían también dos proyectos legislativos que, según los manifestantes, pretendían facilitar la explotación del litio por parte de las multinacionales mineras. La nueva Ley de Expropiación permitiría la expropiación forzosa de terrenos por parte del Estado cuando los proyectos se consideraran de interés público, en un plazo de sólo ocho días.
Los críticos de esta ley indicaron que es inaceptable que el gobierno tenga derecho a hacer la declaración de interés público de forma poco transparente, arbitraria y sin criterios definidos. Por otra parte, la reforma de la Ley de Referéndum impediría a la práctica que los grupos y movimientos lanzaran iniciativas de referéndum al crear una tasa administrativa elevada para este tipo de iniciativas populares. También permitiría que las consultas se consideren válidas incluso cuando la participación fuese inferior al 50%.
Grupos ecologistas y de la sociedad civil afirmaron que estas leyes permitirían al gobierno y empresas eludir el descontento popular y las preocupaciones medioambientales y avanzar más rápidamente con proyectos como el de Río Tinto.
Por todos estos motivos, por segundo sábado consecutivo, el 4 de diciembre, nuevas protestas tomaron las calles de Serbia. En total, los manifestantes se reunieron en más de 60 puntos de ciudades, pueblos y carreteras de todo el país. Fue la mayor ola de protestas coordinadas en Serbia en más de 20 años. Decenas de miles de personas enviaron un claro mensaje al gobierno para que detenga el proyecto de Río Tinto en Jadar y todos los demás proyectos de extracción de litio.
El movimiento Kreni-promeni, uno de los grupos organizadores de las protestas, hizo un llamamiento a la población a bloquear carreteras, puentes y calles durante una hora más todos los sábados hasta que se acepten las demandas.
Ante la magnitud de las protestas, el gobierno acabó anunciando unos días después, el 8 de diciembre, que retiraba la ley de expropiación del parlamento, por ser reexaminada y modificada por parte del Presidente, y la posterior apertura de un amplio debate público con la participación de trabajadoras, asociaciones profesionales, representantes de las empresas y la sociedad civil.
La fuerte presión popular y la amenaza de una nueva ronda de protestas y bloqueos provocaron otra concesión de las autoridades: dos días después, el viernes, el Parlamento aprobó las enmiendas a la ley del referendo a propuesta del gobierno. No sólo se eliminó la tasa administrativa para las iniciativas de referéndum popular y se permitió la participación de los grupos proponentes en el órgano que realiza la consulta, sino que se estableció que un referéndum sobre el mismo tema no puede repetirse durante un período de 4 años ni el parlamento puede tomar una decisión distinta a la del referéndum para el mismo período.
Sin embargo, a pesar de que el grupo Kreni-Promeni dijo que las principales reivindicaciones se habían cumplido y que, por tanto, no tendría sentido seguir en la calle, otros grupos y movimientos mantuvieron las convocatorias de protestas para el día siguiente, sábado. Pese a las concesiones, la lluvia y el frío, y aunque en menor número que en los sábados anteriores, miles de personas volvieron a salir a la calle el 11 de diciembre y volvieron a bloquear el tráfico en la capital y otras ciudades.
El 16 de diciembre, el movimiento logró otro avance: el consejo municipal de Loznica aprobó la suspensión del plan de desarrollo que permitía a Rio Tinto extraer litio en la región de Jadar.