Malasia es uno de los principales exportadores de los chips informáticos que hay en el interior de prácticamente cualquier aparato electrónico del mercado. Aún así, saber dónde van a parar exactamente los chips de origen malayo no es una tarea fácil.

Los ordenadores, los teléfonos y el resto de dispositivos de TIC están hechos de centenares de pequeños componentes y subsistemas. Hasta que no llegan a la fase de montaje final y a manos del consumidor, tienen que pasar por cadenas de suministro específicas y complejas que se extienden por muchos países.

A pesar de que Malasia exporta miles de toneladas de productos electrónicos cada año, saber su destino exacto no es muy fácil.

El 2018, los componentes eléctricos y electrónicos generaron más de un tercio de los ingresos por exportaciones de Malasia. El mismo año, la Unión Europea importó piezas eléctricas y electrónicas procedentes de este país por valor de unos 8.000 millones de euros, según Comtrade (ONU).

Aun así, durante los últimos años, la mayoría de componentes producidos en Malasia se han enviado a China, Hong Kong y Singapur, sobre todo para abastecer las cadenas de montaje de sus fábricas. Después, una vez montados, los productos se pueden reexportar a otros países para otra fase de ensamblaje, o bien acaban en mercados de consumo como Europa, por ejemplo, que obtiene la mayoría de suministros de productos electrónicos del este asiático.

Crucial para todos los productos actuales

Las exportaciones de productos electrónicos de Malasia suelen dividirse en tres grandes categorías: semiconductores, periféricos de ordenador y electrónica de consumo. En cuanto a los semiconductores o microchips, son el tipo de producto que más exporta este país.

Durante los últimos dos años, Malasia ha sido el máximo exportador mundial de semiconductores a los Estados Unidos y el segundo –justo detrás de China– a Alemania, Austria y Japón, según Comtrade.

Antes, las grandes marcas de electrónica fabricaban sus propios productos, pero actualmente la mayoría externaliza las tareas de diseño, producción y embalaje a proveedores, los cuales, a su vez, también subcontratan partes del proceso productivo a otras empresas.

Antes de acabar formando parte de prácticamente cualquier producto electrónico del mercado, los semiconductores tienen que pasar por una compleja cadena de suministro.

“Son fundamentales para todo lo que es moderno o electrónico: conducir un coche, navegar por Internet, usar un supercomputador… Todo depende de una gran cantidad de semiconductores”, explicaba Jimmy Goodrich, vicepresidente de política global de la Asociación de Industrias de Semiconductores, en unas declaraciones al portal de información económica Quartz.

En el interior de los aparatos más conocidos del mundo

Pero, tal como sucede con la cadena de suministro de cualquier componente electrónico, no se puede afirmar que los semiconductores sean exclusivamente “fabricados en Malasia”. En realidad, las fábricas de Malasia suelen montar componentes procedentes de otros países, según Timothy J. Sturgeon, experto en cadenas de suministro de TIC e investigador titular en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

“Exceptuando algunas plantas, la prestigiosa industria de semiconductores de Malasia está formada mayoritariamente por fábricas que se dedican a montar chips procedentes de otros lugares, principalmente de Taiwán, Singapur y los EE. UU.. Muchos o casi todos estos chips y subsistemas se envían a China, donde se incorporan a los productos finales y, normalmente, después se exportan a los mercados mundiales”, explica Sturgeon a Danwatch.

Es el caso de Possehl, donde Danwatch reveló que las condiciones laborales indicaban la existencia de trabajo forzoso. La fábrica se dedica a tareas de estampación, recubrimiento y embalaje de componentes para semiconductores y ofrece servicios a otras fábricas del sector ubicadas en Malasia, Singapur y Filipinas.

Estas fábricas pertenecen a empresas de semiconductores de Alemania (Possehl y Infineon), los Países Bajos (NXP), Francia-Italia (ST Micro) y  EE. UU. (Texas Instrumentos, Vishay, Diodes Inc.), o bien son proveedoras suyas. Y, tal como ya se ha dicho, también producen para las principales marcas mundiales de electrónica, como Apple, HP, Samsung, Microsoft, Google, HTC, Philips, LG, Sony, Lenovo, Dell, Intel, Siemens y Huawei.