El aumento de empresas logísticas gigantes, como Amazon, ha redefinido las prácticas de distribución con el objetivo de maximizar la eficiencia y los beneficios, a expensas de los derechos laborales y el bienestar de las trabajadoras.
En un entorno donde la presión para lograr altas cuotas de rendimiento es constante, muchas trabajadoras son contratadas de manera temporal y como autónomas, lo cual incrementa su precariedad e inestabilidad económica. Esta situación las priva de acceso a beneficios esenciales, como la asistencia sanitaria, las vacaciones o los planes de jubilación, perpetuando un ciclo de vulnerabilidad que afecta sus vidas y las de sus familias. Esta es una práctica común entre el que se denomina las economías de plataforma.
Además de las implicaciones sociales, contribuye significativamente a la degradación ambiental.
A medida que las empresas logísticas buscan optimizar su cadena de suministro, a menudo aumentan el número de viajes y la distancia de los transportes, generando así más emisiones de gases de efecto invernadero y contribuyendo al calentamiento global.
→ Los barcos de contenedores, por ejemplo, son responsables de una parte significativa de la contaminación marítima, puesto que funcionan con combustibles fósiles y generan grandes cantidades de emisiones de CO₂. Además, los camiones también contribuyen a esta problemática, liberando partículas tóxicas a la atmósfera e intensificando la demanda de combustibles fósiles limitados.
ALTRES VULNERACIONS DEL SECTOR